miércoles, 5 de septiembre de 2012

LAS FAMILIAS DE PAREJAS SE PARADAS

                                                     
                     LAS FAMILIAS DE PAREJAS SEPARADAS

Cada vez hay un mayor  número de personas separadas o divorciadas que
vuelven a formar una nueva pareja. Sin embargo, el hecho de que aparezcan
ciertas dificultades para la readaptación de los hijos o hijas en la nueva
estructura familiar no significa, necesariamente, que su presencia sea negativa.
Con frecuencia, y a medio plazo, resulta beneficioso para los hijos e hijas que
su padre o su madre encuentren una nueva pareja.
Hay que tener en cuenta que, al principio, los hijos e hijas pueden rechazar a la
nueva figura, cuestionando sus atribuciones y la autoridad que se le pretende
otorgar, ya que pueden percibirle como un rival o presunto sustituto. Tampoco
debe olvidarse que este cambio puede  provocarles inseguridad ya que se
confirma la pérdida de su padre y madre como pareja.
Las decisiones más importantes sobre la educación de los hijos o hijas
deberían ser consensuadas por el padre y  la madre biológicos, lo que no
excluye que se les deba hacer entender que han de cumplir las normas de la
nueva familia. También hay que tener en cuenta que deben poder elegir el tipo
de relación que desean mantener con la nueva pareja de su padre o madre.
Por tanto, no hay que imponerles que le llamen "aita" o "ama", ni criticarles si
se dirigen a él o ella por su propio nombre.
Hay que tener en cuenta las siguientes pautas:
• Dejarles muy claro que, aunque haya una nueva pareja de la madre o
padre, el niño o niña continúa teniendo al padre o madre de siempre y
que no va a perder su afecto y atención.  
• No establecer comparaciones para hacer más simpática la pareja a los
ojos de los niños o niñas. Por ejemplo, evitar decir cosas del estilo: “¿A
qué cocina mejor que aita?”, “¿Has visto que cochazo tiene?”.  
• La presencia del padre o madre que no vive en casa debe ser respetada
y tener un cierto lugar, tanto en las conversaciones, como a través de
fotografías u otros recuerdos.  
• Durante los primeros momentos el niño o niña se puede oponer diciendo
"Tú no eres mi padre o madre". Ante este tipo de frases descalificativas,
conviene responder serenamente diciéndole: "Es verdad, no soy tu
padre o madre, pero a él o ella le gusta que las cosas las hagas así y yo
también creo que es mejor". De este modo, sentirá que  nadie rivaliza
con nadie y se respetan los lugares.
• No sobreproteger al niño o niña ni sentir que debemos compensarle por
el cambio que está pasando. Lo que necesita es apoyo y comprensión,
no permisividad, compasión o culpabilidad.  Resumen
Si después de una separación ya resulta difícil empezar de nuevo, las cosas
pueden complicarse si uno de los miembros o ambos aportan hijos o hijas de la
primera relación. Siempre debe tenerse  en cuenta la realidad de los niños o
niñas ya que son las personas más frágiles de todo este entramado y, si bien
para los adultos encontrar una nueva pareja supone la posibilidad de rehacer
su vida, para ellos o ellas implica un cambio importante y no siempre fácil de
asumir.            
                   
                    


                  Belen Nieves 
 

LAS FAMILIAS SON ETERNAS


                                                                  LAS FAMILIAS SON ETERNAS                                                     



Quisiera dirigirme a todos aquellos que deseen saber acerca de las familias eternas y del hecho de que la familia puede estar junta para siempre.  Hace un año, la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (más conocida comoIglesia Mormona) emitieron una proclamación para el mundo concerniente a la familia.  Esta proclamación resume los principios eternos del Evangelio que se han enseñado desde el principio de la historia y aún antes de que se creara la tierra.
La doctrina de la familia tuvo su principio con nuestros Padres Celestiales; nuestra aspiración más elevada es llegar a ser como Ellos.  El apóstol Pablo explicó que Dios  es el padre de nuestro espíritu (Véase Hebreos 12:9).  En la proclamación, leemos esto: “En la vida premortal, los hijos y las hijas espirituales de Dios lo conocieron y lo adoraron como su Padre Eterno, y aceptaron Su plan por el cual obtendrían un cuerpo físico y ganarían experiencias terrenales para progresar hacia la perfección y finalmente cumplir su destino divino como herederos de la vida eterna”.  La proclamación también reitera al mundo el hecho de que “el matrimonio entre el hombre y la mujer es la parte central del plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos” (La familia: Una proclamación para el mundo”,Liahona, junio de 1996, págs. 10-11).
Desde el principio mismo, Dios estableció a la familia y la hizo eterna.  Adán y Eva fueron sellados en su matrimonio por esta vida y por toda la eternidad:
“Y así es le confirmaron todas las cosas a Adán mediante una santa ordenanza; y se predicó el Evangelio, y se proclamó un decreto de que estaría en el mundo hasta su fin; y así fue…” (Moisés 5:59)
“Y Adán conoció a su esposa, y de ella le nacieron hijos e hijas, y empezaron a multiplicarse y a henchir la tierra” (Moisés 5:2).
El Salvador mismo habló de este sagrado convenio y promesa del matrimonio cuando les dio autoridad a Sus discípulos de sellar en los cielos los convenios sagrados que se hicieran en la tierra, diciendo: “Y a ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que atares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:19).
En éstos, los últimos días, la promesa de la familia eterna se restauró en 1829, cuando se restauraron a la tierra los poderes del Sacerdocio de Melquisedec.  Siete años después, en el Templo de Kirtland, se restauraron las llaves para efectuar las ordenanzas selladoras, según está registrado en Doctrina y Convenios:
“Elías el profeta, que fue llevado al cielo sin gustar la muerte, se apareció ante nosotros, y dijo:
“He aquí, ha llegado plenamente el tiempo del cual se habló por boca de Malaquías…
“…se entregan en vuestras manos las llaves de esta dispensación…” (D. y C. 110:13-14, 16).
La restauración de esas llaves y de esa autoridad del sacerdocio trajo consigo, para todos los que sean dignos, la oportunidad de recibir las bendiciones de una familia eterna.  “Sí, el corazón de millares y decenas de millares se regocijará en gran manera como consecuencia de las bendiciones que han de ser derramadas, y la investidura con que mis siervos han sido investidos en esta casa” (D. y C. 110:9).
¿Qué promesa contienen esos sellamientos que se efectúan en los templos?  El Señor hace un bosquejo de la promesa y de los requisitos en este versículo sagrado:
“Y además, de cierto te digo, si un hombre se casa con una mujer por mi palabra, la cual es mi ley, y por el nuevo y sempiterno convenio, y les es sellado por el Santo Espíritu de la promesa, por conducto del que es ungido, a quien he otorgado este poder y las llaves de este sacerdocio, y se les dice: Saldréis en la primera resurrección, y heredaréis tronos, reinos, principados, potestades y dominios, toda altura y toda profundidad, entonces se escribirá en el Libro de la Vida del Cordero… y estará en pleno vigor cuando ya no estén en el mundo; y los ángeles y los dioses que están allí les dejarán pasar a su exaltación y gloria en todas las cosas, según lo que haya sido sellado sobre su cabeza, y esta gloria será una plenitud y continuación de las simientes por siempre jamás” (D. y C. 132:19).
Según se nos enseña en ese pasaje de las Escrituras, no existen lazos eternos sólo como resultado de los convenios selladores que hacemos en el templo.  Lo que seremos en las eternidades por venir lo determinará la conducta que llevemos en esta vida.  A fin de recibir las bendiciones del sellamiento que nuestro Padre Celestial nos ha dado, debemos obedecer los mandamientos y conducirnos de tal forma que nuestra familia quiera estar con nosotros en la eternidad.  Las relaciones familiares que tengamos en esta tierra son importantes, pero su importancia es mucho más grande en relación con el efecto que tengan en las generaciones futuras de nuestra familia, tanto en la vida terrenal como en toda la eternidad.
Por mandamiento divino, se requiere que los cónyuges se amen el uno al otro más que a cualquier otra persona.  El Señor lo dijo claramente: “Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ellas y a ninguna otra” (D. y C. 42:22).  La proclamación dice: “Por designio divino, el padre debe presidir sobre la familia con amor y rectitud y tiene la responsabilidad de protegerla y de proveerle las cosas necesarias de la vida [Véase D. y C. 83:2-4; 1 Tim. 5:8].  [Por designio divino] la responsabilidad primordial de la madre es criar a los hijos”.  Por designio divino, marido y mujer son socios iguales en el matrimonio y en sus responsabilidades de padres.  Por mandamiento directo de Dios, “los padres tienen la responsabilidad sagrada… de enseñarles [a sus hijos] a amar y a servirse el uno al otro, de guardar los mandamientos de Dios y de ser ciudadanos respetuosos de la leydondequiera que vivan” (Liahona, junio de 1996, págs. 10-11; cursiva agregada; véase D. y C. 68:25-28Mosíah 4:14-15).
Por la importancia que tiene la familia en el plan eterno de la felicidad, Satanás lucha con esfuerzo por destruir la santidad del hogar, por restarle significado a la función del hombre y de la mujer en la sociedad, por incitar a la depravación moral y a las violaciones de la ley de castidad, y por convencer a los padres de que no tienen por qué dar prioridad a su función de tener hijos y criarlos.
La unidad familiar es tan fundamental para el plan de salvación que Dios ha advertido “a las personas que violan los convenios de castidad, que abusan de su cónyuge o de sus hijos, o que no cumplen con sus responsabilidades familiares, que un día deberán responder ante Dios [su Hacedor]… la desintegración de la familia traerá sobre el individuo, las comunidades y las naciones las calamidades predichas por los profetas antiguos y modernos” (Liahona, junio de 1996, págs. 10-11).
Mientras que nuestra salvación personal se basa en nuestra propia obediencia, es de igual importancia que entendamos que cada uno de nosotros es parte importante e integral de una familia y que las bendiciones más altas sólo se pueden recibir en el seno de una familia eterna.  Cuando la familia funciona de la manera en que Dios lo dispuso, las relaciones que se encuentran en ella son las más preciadas de la vida terrenal.  El plan del Padre es que el amor y el compañerismo familiares continúen en las eternidades.  El pertenecer a una familia lleva aparejada la gran responsabilidad de cuidar, amar, elevar y fortalecer a cada uno de sus miembros, a fin de que todos puedan perseverar con rectitud hasta el fin en esta vida y morar juntos por toda la eternidad.  No es suficiente que nos salvemos nosotros mismos; dentro de la familia, la salvación de nuestros padres y hermanos es igualmente importante.  Si regresamos solos a nuestro Padre Celestial, se nos preguntará: “¿Dónde está el resto de la familia?”  Por eso es que enseñamos el concepto de que la unidad familiar es eterna: la naturaleza eterna de una persona se convierte en la naturaleza eterna de su familia.
Los que están en esta vida muchas veces se preguntan sobre la naturaleza eterna del cuerpo y del espíritu.  Todos los que lleguen a vivir en la tierra son miembros de una familia humana e hijos eternos de Dios, nuestro amoroso Padre Celestial.  Después de nacer y de gustar la muerte en esta vida, todos seremos resucitados gracias a la Expiación de Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios el Padre.  Según la obediencia que demostremos, en forma individual, a las leyes, a las ordenanzas y a los mandamientos de Dios, todo ser mortal podrá tener la bendición de alcanzar la vida eterna, o sea, de volver a vivir en la presencia del Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo, teniendo simiente eterna por siempre jamás.  Al entrar en los sagrados convenios de las ordenanzas del templo y guardarlos, las personas pueden regresar a la presencia de Dios y reunirse nuevamente con su familia para la eternidad.
El hogar es el lugar donde se nos educa y se nos prepara para la vida terrenal; también allí nos preparamos para la muerte y para la inmortalidad por la creencia y comprensión que tenemos de que hay vida después de la muerte, no sólo para las personas en forma individual, sino también para las familias.
Al observar a los miembros de la Iglesia que aplican a sí mismos y en su hogar los principios del Evangelio cuando enfrentan la adversidad, aprendemos algunas de las lecciones más grandiosas de esos principios sobre la naturaleza eterna de la familia.  Este año pasado he presenciado las bendiciones de gozo que reciben los que honran y veneran las enseñanzas del Evangelio acerca de la familia eterna en tiempos de adversidad.
Hace unos meses tuve la oportunidad de ir a visitar a un hombre a quien le habían diagnosticado una enfermedad fatal.  Como devoto poseedor del sacerdocio, se enfrentaba con la realidad de nuestra condición mortal.  Sin embargo, encontró fortaleza en el ejemplo de la oración del Salvador, cuando dijo: “Vosotros, pues, oraréis así: …Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:9-10).  Mi amigo cobró valor sabiendo que Jesús, al tener que soportar un dolor y una agonía increíbles en el huerto de Getsemaní, mientras consumaba el sacrificio expiatorio, pronunció estas palabras: “Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad” (Mateo 26:42).
Mi amigo pudo aceptar la frase “Hágase tu voluntad” al enfrentar sus propias penosas pruebas y tribulaciones.  Siendo un fiel miembro de la Iglesia, se le presentaron serios interrogantes.  Conmovedoras en especial fueron sus preguntas: “¿He hecho todo lo que debía para perseverar fielmente hasta el fin?  ¿Estará mi familia preparada para permanecer fiel y ser autosuficiente después que yo ya no esté?”.
Tuvimos la oportunidad de analizar esas tres preguntas, las que tienen una respuesta clara en la doctrina que enseñó nuestro Salvador.  Hablamos de la forma en que había vivido esforzándose por ser fiel, por hacer lo que Dios le pidiera, por ser honrado en sus tratos con los demás y por atender y amar a su familia.  ¿No es eso lo que quiere decir perseverar hasta el fin? Hablamos de lo que pasa inmediatamente después de la muerte, de lo que Dios nos ha enseñado sobre el mundo de los espíritus, que es un paraíso, un lugar de felicidad para los que han tenido una vida de integridad.  No es nada que debamos temer.
Después de la conversación, llamó a su esposa y a su familia –hijos y nietos – para que se reunieran a fin de enseñarles nuevamente la doctrina de la Expiación, de que todos resucitaremos.  Todos comprendieron que, tal como el Señor lo ha dicho, aunque haya pesar por la separación temporal, no hay dolor para los que mueran en el Señor (véase Apoc. 14:13; D. y C. 42:46).  La bendición que recibió le prometió consuelo y la seguridad de que todo iría bien, que no tendría dolor, y que dispondría de un poco más de tiempo con el fin de preparar a su familia para su ausencia, e incluso que sabría de antemano cuándo le llegaría el momento de partir.  La familia me contó que la noche antes de morir, él les dijo que al otro día se iría; a la tarde siguiente falleció en paz, con sus seres queridos junto a sí.  Ésos son el solaz y el consuelo que recibimos cuando comprendemos el plan del Evangelio y sabemos que la familia es eterna.
Esto que he relatado lo podemos comparar con algo que me ocurrió cuando era un joven de poco más de veinte años.  Mientras prestaba servicio en la Fuerza Aérea, uno de los pilotos de mi escuadrón se estrelló en una misión de capacitación, y murió.  Recibí órdenes de acompañar en su último viaje el cuerpo de mi camarada caído, para ser sepultado en Brooklyn, Nueva York.  Tuve el honor de estar junto a su familia durante el velorio y el funeral y representar al gobierno en la entrega de la bandera a la desolada viuda, junto a la sepultura.  El servicio fúnebre fue tétrico y deprimente; no se hizo mención a su bondad ni a sus logros; nunca se pronunció su nombre.  Al finalizar los servicios, la viuda se dirigió a mí y me preguntó: “Bob, ¿qué le pasará realmente a Don?”  Entonces pude hablarle de la sublime doctrina de la Resurrección y de la realidad de que, si se bautizaban y si se sellaban en el templo por esta vida y toda la eternidad, podrían estar juntos eternamente.  El clérigo que estaba a su lado dijo: “Ésa es la doctrina más hermosa que he oído en mi vida”.




                                 Belen Nieves

LA FAMILIA EXTENSA


                                                                  Las familias extensas
                     
La familia extensa tiene diferentes significados, que detallo a continuación:
  • Por un lado el términofamilia extensa se lo utiliza como sinónimo de familia consanguínea.
  • Por otra parte, alude a una red de parentesco que tiene una extensión que trasciende el grupo familiarprimario.
  • En tercer lugar la familia extensa alude a una estructura de parentesco que vive en un mismo lugar y se conforma con miembros parentales de diferentes generaciones.
La familia extensa tiene además las siguientes características:
  • En este tipo de familia existe una red de afines, que tiene una participación como comunidad cerrada. 
  • Incluye a padres, hijos, hermanos de los padres con sus propios hijos, abuelos, tíos abuelos, bisabuelos (generaciones ascendentes)
  • Puede llegar a abarcar parientes no sanguíneos como por ejemplo, los medio hermanos, los hijos adoptivos o putativos.
Existen culturas en las que la familia extensa es una forma básica de unidad familiar. Allí sucede que cuando una persona transita su desarrollo hacia la adultez no hay necesariamente una separación de sus padres o parientes. Al crecer, la persona pasa a integrar los ámbitos más amplios de los adultos sin separarse de la comunidad.


                                                                                                          Belen Nieves







La familia nuclear

                                                                      LA FAMILIA NUCLEAR

 La familia nuclear está formada por un padre, una madre y sus hijos biológicos, la diferencia a la familia extendida, de la nuclear, es que en esta abarcan otros parientes, también se le conoce como círculo familiar. La familia se ha venido representando como  una vital proveedora de amor y protección del mundo industrializado, en donde, la mujer representa a la madre amorosa, cariñosa y comprensiva, y el hombre como un padre que da  protección.

            La idea de protección familiar he venido decayendo por que la sociedad civil cada vez más oculta sus conflictos. La estructura familiar de los tiempos de anteriores fueron más estables y felices, existían pocos divorcios. Hoy en día muy pocas sociedades muestran un apego a ese tipo de familia.
            La familia ya no se presenta como perfecta en la economía moderna.La mujer ha roto las fronteras, desprendiéndose de su familia, saliendo al mundo del trabajo, al mismo tiempo tratando de mantener sus funciones tradicionales como madre, esposa y ama de casa. La incorporación femenina se encuentra sujeta a una doble jornada laboral. Este hecho ha causado toda una revolución social, el papel del hombre como principal portador económico del hogar, esta perdiendo poco a  poco su significado.
            Sin embargo, el hombre ha tiendo que asumir parte de las tareas domesticas, que antes tenia la mujer, para que ambos tengan trabajo retribuido.
            Aunque la mayoría de los hombres rechazan esta labor, por su machismo, teniendo que acudir a las instituciones privadas o publicas que brindan apoyo a las personas en dicha situación.
           
            “Si bien las mujeres hemos iniciado una verdadera "revolución silenciosa" en el interior de nuestras familias y de nuestras carreras laborales, es necesario que también los hombres realicen su "revolución silenciosa" en los vínculos familiares y conyugales, y que también forme parte de la subjetivación del género masculino el trabajo de amar y cuidar”.




                                                                                                                  Belén Nieves

jueves, 30 de agosto de 2012

La familia es la base de la educación



                                                           La familia es la base de la educación 

Nuestro actual modo de vida nos exige una constante interacción con los demás. Hoy en día no podemos concebir al hombre como un ser aislado en el tiempo y el espacio. El individuo pertenece a un grupo e influye en él de manera decisiva. El primero al cual pertenecemos a lo largo de nuestra existencia es la familia.
Para una gran mayoría dentro de este grupo se experimentan los más grandes amores, los más intensos odios; se pueden observar las más profundas satisfacciones y las más dolorosas frustraciones. La familia, pues, se puede convertir en este sentido, en un medio propiciador o inhibidor del desarrollo humano.
Sin embargo, a pesar de las diversas formas familiares nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes están más solos que nunca. Los mayores están, estamos, fuera de casa, ganando más y más dinero para responder a una ilimitada incitación a consumir, a obtener mayor confort, a poseer más objetos y a tener un estatus social más alto.
Y los niños, hoy como ayer, necesitan de sus padres para desarrollarse intelectual, emocional, social y moralmente un niño necesita siempre y en todas partes lo mismo: la participación en una actividad recíproca progresivamente más compleja, normalmente en un periodo largo de su vida, con una o más personas con las cuales pueda desarrollar un vínculo fuerte, mutuo e irracional, y que estén comprometidas con el bienestar del niño a ser posible para siempre.
Un importante pedagogo que imprimió gran valor al papel de la familia en la educación fue Juan Enrique Pestalozzi   quien nos habla a través muchos principios educativos que pertenecen a la mejor “pedagogía perenne” y, como tales, deben hallarse presentes en toda buena educación, también en la actual de la importancia de los lazos familiares y de la intervención familiar para lograr un desarrollo integral.


                                                                                                 Belén Nieves Abad
                      

La familia es base de la sociedad


                                                            La familia es la base de sociedad



La base fundamental de nuestra sociedad es la familia y en ella radican los derechos más nobles y las virtudes que hacen grande a una nación. Sánchez Román la define diciendo: Es una institución ética, natural, fundada en al relación conyugal de los sexos, cuyos individuos se hallan ligados por lazos de amor, respeto, autoridad y obediencia; institución necesaria para la conservación, propagación y desarrollo en todas las esferas de la vida, de la especie humana. Algunas escuelas sociológicas han supuesto que hubo una primera fase de horda o promiscuidad absoluta, y la familia propiamente dicha no existía. Hombres y mujeres serían como un rebaño.
Vino luego una segunda fase caracterizada por un régimen de matriarcado, en la que el padre era desconocido y los hijos pertenecían a la madre. La última fase de evolución sería la familia monógama, tal como es la cristiana actual. En Roma la familia estaba asentada y organizada en forma patriarcal. El pater familiae poseía una autoridad omnímoda y exclusiva, despótica a veces. El cristianismo infundió en la familia un elevado sentido ético, al elevar el matrimonio a la dignidad de sacramento indisoluble y al proclamar el principio de la igualdad de los esposos. Aunque hoy se dan fuertes corrientes políticas y filosóficas encaminadas a disgregar a la familia, ésta sigue siendo la célula fundamental de la sociedad.

                                                                   Belén Nieves Abad

Tipos de familias en el mundo


                                                                  Tipos de familia en el mundo



             Existen varias formas de organización familiar entre ellas tenemos:


1.-LA FAMILIA NUCLEAR : se compone por el esposo(padre, esposa(madre) e hijos.

2.-LA FAMILIA EXTENSA:   se compone por los padres, abuelos, tíos, tías, sobrinos, hijos y demás.

3.-LA FAMILIA MONOPARENTAL: se compone por padres divorciados.

4.-LA FAMILIA DE MADRE SOLTERA: se compone por la madre e hijos.



                                                                                                                  Belen Nieves Abad
   





miércoles, 29 de agosto de 2012

Las familias en el Perú

   

                                                    LAS FAMILIAS EN EL PERÚ                           


Todos los días se leen noticias de mucha violencia: asesinatos, ejecuciones, maltrato; todas ellas leídas por niños y niñas, pero lo real es que esta situación que se vive en el cada día, también se hace en los hogares donde los problemas económicos, sociales, de salud, la contaminación y el estrés agudizan aún más las reacciones de las personas frente a los problemas que les toca resolver.
Las relaciones intrafamiliares se ven afectadas en la medida en que los padres sólo encuentran las discusiones y violencia como único medio para resolver sus problemas, los hogares se transforman en cuadrilateros y los asistentes son los hijos, que al no poder frenar lo que sucede, suman nuevas frustraciones a sus vidas.
En un hogar debiera primar la igualdad entre todos sus miembros, no estamos señalando la responsabilidad de cada quien, nos referimos a que todos deben ser del mismo equipo, trabajar en equipo y luchar por el equipo, pero da la casualidad que en la sociedad peruana, muchas familias, la mayoría vive desvinculada y cada miembro se preocupa por si mismo o por lo menos, es el matíz que se le da en la actualidad. Hoy llega el padre o la madre y nadie se pregunta como le fue durante el día, menos aún a los hijos poco se sabe como les fue en el colegio, instituto o universidad.
Resulta difícil recomponer los vinculos entre los miembros de una familia cuando estos se han perdido, se debe buscar recuperar espacios de tiempo de convivencia, salir a caminar, a pasear, a jugar, son actividades que no generan un mayor gastos y sin embargo la retribución es alta.
Cuando hablamos de proyectos de vida, debemos incidir elProyecto de Vida de la Familia, hay que recordar que este ejercicio requiere de señalar como se lograrán los objetivos y con la ayuda de quién o quiénes se contará.
Es importante sere crítico ante hechos y eventos, programas televisivos que no procuran una línea de fortalecer las familias y desarrollar en cambio actividades familiares que promuevan el buen humor, el interés mutuo por cada miembro de la familia, las comunicación asertiva, la priorización de problemas en relación a los que más afectan para determinar su resolución inmediata o posterior.
Se trata de apostar por una vida en familia, sin duda cuesta lograrlo y en el camino aparecerá el arrepentimiento y el desgano, pero como humanidad hemos avanzado mucho, como para dejar que los problemas cotidianos, nos hagan retroceder a la época de la oscuridad, salvajismo y falta de la palabra para comunicarnos.         

                                                                                                  Belén Nieves Abad

                                                                                                                                   

las familias

                                                                 LA FAMILIA



Familia

Escultura de Henry Moore con el títuloFamilia. Barclay School, Stevenage, Hertfordshire, Gran Bretaña.
La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.1 Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el matrimonio2 —que, en algunas sociedades, sólo permite la unión entre dos personas mientras que en otras es posible la poligamia—, y vínculos de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. También puede diferenciarse la familia según el grado de parentesco entre sus miembros.
No hay consenso sobre la definición de la familia. Jurídicamente está definida por algunas leyes, y esta definición suele darse en función de lo que cada ley establece como matrimonio. Por su difusión, se considera que la familia nuclear derivada del matrimonio heterosexual es la familia básica. Sin embargo las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. La familia, como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una sociedad. Esto explica, por ejemplo, el alto número de familias extensas en las sociedades tradicionales, el aumento de familias monoparentales en las sociedades industrializadas y el reconocimiento legal de las familias homoparentales en aquellas sociedades cuya legislación ha reconocido el matrimonio homosexua

En la actualidad asistimos a una especie de deconstrucción de la familia nuclear. En las sociedades globalizadas, posindustriales, postmodernas pareciera que se diversifican las formas de organización familiar. Por supuesto que esto coexiste, en el marco del multiculturalismo, con organizaciones sociales donde impera la familia nuclear y la ley del padre. El contexto muestra un despliegue de variantes antes difíciles de concebir. Las transformaciones de las familias actuales, la caída del pater familias, la deconstrucción de la maternidad, así como el auge de las nuevas técnicas reproductivas, al poner en cuestión que la unión hombre-mujer sea un elemento esencial para la procreación, desafían el concepto de parentalidad tradicional.

Etimología
El término familia procede del latín famīlia, "grupo de siervos y esclavos patrimonio del jefe de la gens", a su vez derivado de famŭlus, "siervo, esclavo", que a su vez deriva del osco famel. El término abrió su campo semántico para incluir también a la esposa e hijos del pater familias, a quien legalmente pertenecían, hasta que acabó reemplazando a gens. Tradicionalmente se ha vinculado la palabra famŭlus, y sus términos asociados, a la raíz fames («hambre»), de forma que la voz se refiere, al conjunto de personas que se alimentan juntas en la misma casa y a los que un pater familias tiene la obligación de alimentar.[cita requerida]
Origen y concepción
La familia supone por un lado una alianza, el matrimonio, y por el otro una filiación, los hijos.5
Según expone Claude Lévi-Strauss, la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros. La familia está constituida por los parientes, es decir, aquellas personas que por cuestiones de consanguinidadafinidadadopción u otras razones diversas, hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad.
Las familias suelen estar constituidas por unos pocos miembros que suelen compartir la misma residencia. Dependiendo de la naturaleza de las relaciones de parentesco entre sus miembros, una familia puede ser catalogada como familia nuclear o familia extensa. El nacimiento de una familia generalmente ocurre como resultado de la fractura de una anterior o de la unión de miembros procedentes de dos o más familias por medio del establecimiento de alianzas matrimoniales o por otro tipo de acuerdos sancionados por la costumbre o por la ley (como el caso de las sociedades de convivencia en México).
La integración de los miembros de la familia, como en el caso de los grupos de parentesco más amplios como los linajes, se realiza a través de mecanismos de reproducción sexual o de reclutamiento de nuevos miembros. Si se considerara que la familia debe reproducirse biológicamente, no podrían conceptualizarse como «familias» aquellos grupos donde Ego 6 o su consorte (o ambos) están incapacitados de reproducirse biológicamente.
En estos casos, la función reproductiva se traslada a los mecanismos de reclutamiento socialmente aceptables —como la adopción—. El reclutamiento de nuevos miembros de una familia garantiza su trascendencia en eizadora de la familia en Occidente se ha debilitado conforme se fortalecen las instituciones especializadas en la educación de los niños más pequeños. Esto ha sido motivado, entre otras cosas, por la necesidad de incorporación de ambos progenitores en el campo laboral, lo que lleva en algunas ocasiones a delegar esta función en espacios como las guarderías, el sistema de educación preescolar y, finalmente, en la escuela. Sin embargo, este fenómeno no se observa en todas las sociedades; existen aquellas donde la familia sigue siendo el núcleo formativo por excelencia.
Por otra parte, la mera consanguinidad no garantiza el establecimiento automático de los lazos solidarios con los que se suele caracterizar a las familias. Si los lazos familiares fueran equivalentes a los lazos consanguíneos, un niño adoptado nunca podría establecer una relación cordial con sus padres adoptivos, puesto que sus "instintos familiares" le llevarían a rechazarlos y a buscar la protección de los padres biológicos. Los lazos familiares, por tanto, son resultado de un proceso de interacción entre una persona y su familia (lo que quiera que cada sociedad haya definido por familia: familia nuclear o extensa; familia monoparental o adoptiva, etc.). En este proceso se diluye un fenómeno puramente biológico: es también y, sobre todo, una construcción cultural, en la medida en que cada sociedad define de acuerdo con sus necesidades y su visión del mundo lo que constituye una «familia».
Historia de la familia en Occidente

Árbol genealógico de los dioses olímpicos. En azul, los que siempre se consideran olímpicos, en verde los variables, y en negro, los demás personajes.
Antropólogos y sociólogos han desarrollado diferentes teorías sobre la evolución de las estructuras familiares y sus funciones. Según éstas, en las sociedades más primitivas existían dos o tres núcleos familiares, a menudo unidos por vínculos de parentesco, que se desplazaban juntos parte del año pero que se dispersaban en las estaciones con escasez de alimentos. La familia era una unidad económica: los hombres cazaban mientras que las mujeres recogían y preparaban los alimentos y cuidaban de los niños. En este tipo de sociedad era normal el infanticidio (muerte dada violentamente a un niño de corta edad) y la expulsión del núcleo familiar de los enfermos que no podían trabajar.
Después de la Reforma protestante en el siglo XVI, el carácter religioso de los lazos familiares fue sustituido en parte por el carácter civil. La mayor parte de los países occidentales actuales reconocen la relación de familia fundamentalmente en el ámbito del derecho civil, y no es sino hasta el siglo XVIII que incorporan el concepto de infancia actual:7 8
Desde una perspectiva biológica, niñez y adultez son distintas. Sin embargo, estas diferencias estarán socialmente dadas por las concepciones que existan respecto de ellos, por los desafíos que se les planteen, por las tareas que se espera que cumplan o por los comportamientos que se supone deben tener, entre otros aspectos. Además, estas concepciones tendrán diferencias, muchas veces sustantivas, de sociedad en sociedad, en determinados momentos históricos y según sea el grupo cultural. (...) Desde “ritos de pasaje” que hacen explícito, a través de un acto social, el paso de una etapa a otra, sin embargo, su caracterización y exigencias tampoco son homogéneas. En la cultura occidental, la niñez como construcción cultural sólo surge alrededor del siglo XVIII, consolidándose posteriormente.
UNESCO: Participación de las familias en la educación infantil latinoamericana
Estos cambios se producen en el contexto de la Revolución industrial. Por un lado, las nuevas tecnologías hacen posible el trabajo de niños y jóvenes y, por otro, los cambios en la esperanza de vida hacen que los menores adquieran un mayor valor en términos de protección a los adultos mayores. De esta forma la familia, que era entendida como una sociedad que aseguraba la supervivencia de sus miembros y no como un espacio de afecto, comienza a tomar el concepto actual, principalmente por la acción de educadores cristianos:
(...) La familia entendida como espacio de cuidado de los niños y niñas, de preocupación por su bienestar, y el infante como un ser distinto del adulto, con características propias. Como señala Ochoa, en cada año en París eran amamantados por sus madres. Otros mil recién nacidos, los niños de las familias privilegiadas, eran amamantados por nodrizas fuera de París. Muchos morían ante lo que hoy consideraríamos indiferencia de los padres, quienes frecuentemente ignoraban el paradero de sus hijos.
UNESCO: Participación de las familias en la educación infantil latinoamericana
Por su parte, otros autores contemporáneos sostienen que el esquema de familia predominante en las sociedades industrializadas tiene también una base utilitaria, al permitir la transmisión de capitales económicos, simbólicos y sociales. Según estos autores, la familia que se tiende a considerar como "natural" es un constructo de invención reciente y que puede desaparecer en forma más o menos rápida. El fenómeno subyacente en este razonamiento es que las palabras no sólo hablan de la "realidad" sino que le otorgan significado y, por tanto, el definir algo como "normal" es un proceso no neutral que fomenta lo que se define como tal:9 10
Lo que distingue a nuestras sociedades industrializadas de las sociedades exóticas [es] el hecho de que nuestros grupos sociales se reclutan menos sobre la base del parentesco que sobre las clases de edad, la clase social, la afinidad amical, el lugar de trabajo, el ejercicio del ocio, etcétera", apunta por ejemplo la etnóloga francesa, Martine Segalen. (...) Segalen afirma que el grupo doméstico antiguo, del cual no existe un único tipo sino varios, "es tan inestable como la célula conyugal contemporánea". Y que, en este sentido, "nuestra sociedad no ha inventado ni la movilidad geográfica ni la inestabilidad de los matrimonios sometidos". (...) Para esta autora, la estructura familiar predominante en las sociedades industriales es una figura "efímera" y "transitoria" entre los modelos clásicos y los que están apareciendo actualmente.
Revista Teína: Detrás de la palabra "familia".
Una hipótesis similar había sido realizada por Engels, quien sostuvo que lo que la sociedad llama "civilización" es un proceso centrado en la organización de las familias, la que evolucionó desde los primitivos gens hasta la forma moderna como manera de acumular riquezas, pero no por parte de la sociedad sino en forma individual. En su concepto, el fenómeno obedece a la lucha de clases, genera injusticias y es insostenible:11
La disolución de la sociedad se yergue amenazadora ante nosotros, como el término de una carrera histórica cuya única meta es la riqueza, porque semejante carrera encierra los elementos de su propia ruina. La democracia en la administración, la fraternidad en la sociedad, la igualdad de derechos y la instrucción general, inaugurarán la próxima etapa superior de la sociedad, para la cual laboran constantemente la experiencia, la razón y la ciencia. "Será un renacimiento de la libertad, la igualdad y la fraternidad de las antiguas gens, pero bajo una forma superior".
F. Engels: El origen de la familia, la propiedad privada y el estado.

Los estudios históricos muestran que la estructura familiar ha sufrido pocos cambios a causa de la emigración a las ciudades y de la industrialización. El núcleo familiar era la unidad más común en la época preindustrial y aún sigue siendo la unidad básica de organización social en la mayor parte de las sociedades industrializadas modernas. Sin embargo, la familia moderna ha variado ,con respecto a su forma más tradicional, en cuanto a funciones, composición, ciclo de vida y rol de los padres. El Instituto de Política Familiar (IPF) expresa en su informe Evolución de la familia en Europa (2006) que:
Las crisis y dificultades sociales, económicas y demográficas de las últimas décadas han hecho redescubrir que la familia representa un valiosísimo potencial para el amortiguamiento de los efectos dramáticos de problemas como el paro, las enfermedades, la vivienda, las drogodependencias o la marginalidad. La familia es considerada hoy como el primer núcleo de solidaridad dentro de la sociedad, siendo mucho más que una unidad jurídica, social y económica. La familia es, ante todo, una comunidad de amor y de solidaridad.
Otras funciones que antes desempeñaba la familia rural, tales como el trabajo, la educación, la formación religiosa, las actividades de recreo y la socialización de los hijos, en la familia occidental moderna son realizadas, en gran parte, por instituciones especializadas. El trabajo se realiza normalmente fuera del grupo familiar y sus miembros suelen trabajar en ocupaciones diferentes lejos del hogar. La educación, por lo general, la proporcionan el Estado o grupos privados. Finalmente, la familia todavía es la responsable de la socialización de los hijos, aunque en esta actividad los amigos y los medios de comunicación han asumido un papel muy importante.

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                                                                                                              Belén Nieves Abad

miércoles, 22 de agosto de 2012





LA FAMILIA ES LA BASE DE LOS VALORES   



Es posible que hayas notado que tu hijo, de pocos años, se comporta de forma insegura: no se atreve 
a hacer algunas cosas él solo, le cuesta relacionarse con otros niños, no consigue progresar en sus 
primeros aprendizajes escolares, se rinde al primer intento, tiene un sentido del ridículo muy 
acentuado... Aunque quizás tu hijo es muy pequeño todavía, seguramente te preguntarás si puedes 
hacer algo para conseguir que viva las cosas sin pasarlo tan mal, de una manera más libre y 
espontánea. La respuesta es sí.

La Familia es la base de la sociedad civil, solamente en la familia las personas pueden ser debidamente 
criadas, educadas y recibir la formación de su carácter que les hará buenos hombres y buenos 
ciudadanos.

La familia cumple a nivel social las siguientes funciones:

a) procreación de los futuros ciudadanos;
b) crianza, educación e integración social de las próximas generaciones;
c) permite un equilibrio entre las generaciones;
d) prevención de salud personal y social;
e) permite que se cuiden la 1ra. y 3ª. generaciones.

Estas funciones sociales no las puede cumplir ninguna otra institución que no sea la Familia, de ahí la 
importancia de conocer a fondo como hacerlo.

La familia es el fundamento de toda sociedad bien construida, indispensable para el logro del bien 
común y además aparece como la unión más natural y necesaria a la comunidad; siendo además 
anterior a cualquier otra institución; es primera en el orden de la naturaleza, en relación con las demás 
agrupaciones en las que el hombre y la mujer se pueden encontrar.

Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, están gravemente obligados a la educación de la 
prole y, por tanto, ellos son los primeros y obligados educadores.  Este deber de la educación familiar 
es tan importante que, cuando falta, difícilmente puede suplirse.   Es, pues, deber de los padres formar 
un ambiente familiar animado por el amor que favorezca la educación íntegra, personal y social de los 
hijos.

La familia es por tanto, la primera escuela de virtudes humanas sociales, que todas las sociedades 
necesitan; por medio de la familia se introduce en la sociedad civil a las personas.  Es por ello 
necesario que los padres consideren la importancia que tiene la familia en la formación de futuros 
ciudadanos que dirijan  los destinos del país, considerando que la educación es un proceso artesanal, 
personalizado, en donde se educa uno a uno; no puede hacerse industrialmente, por lo que solo puede 
hacerse en el seno de la familia.

Uno de los deberes más importantes de la familia, por lo tanto, es el de ir introduciendo a los hijos en 
los ámbitos más valiosos de la vida, como son los de:

a)        Ayudar a los hijos a descubrir los bienes trascendentes.
b)        Iniciarlos en el sentido del dolor y del sufrimiento.
c)        Iniciarlos en el sentido del trabajo.
d)        Iniciarlos en el sentido del amor y la solidaridad.
                                         





                                                                                                   Belén Nieves Abad